La Historia del Logo de Facebook

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Más de 800 millones de usuarios lo ven cada día en sus móviles, sus tabletas y sus computadoras y otros cuantos millones más lo reconocen.

El logotipo de Facebook, una nítida pastilla azul con el nombre de la red social inscrito en blanco en una variante de la tipografía Klavika, es probablemente el más ubicuo de los nacidos en lo que va de siglo.

Tan reproducido como el swoosh de Nike y tan icónico como la manzana de Apple. Su historia bien podría ser una escena eliminada en el último minuto del corte final de la película “La Red Social”.

Fue Sean Parker, el fundador de Napster y socio inicial de Facebook el que acudió a The Cuban Council, pequeña agencia creadora del logo y de la que tenía referencias a través de varios amigos. “Más tarde acudió a una reunión también Mark Zuckerberg”, explica Mike Buzzard, uno de los padres del logo, junto a Joe Kral y Peter Markatos.

“Mark nos preguntó que qué hacíamos, lo que llevó a una disertación sobre qué es el diseño”. Buzzard le contestó que “es aquello que cuadra con la mayor parte de la gente, la mayor parte del tiempo”.

En aquellos lejanos días de 2004, cuando Facebook aún se llamaba The Facebook, lo más complicado, según el creativo, era localizar a Parker. “Recuerdo que arrinconé a Sean para que tomara una decisión final justo después de los Grammy. Él había ido a unas cuantas fiestas posGrammy la noche anterior y me contó varias historias…”, rememora Buzzard.

El color, en cambio, ese característico azul Facebook, lo escogió Zuckerberg, porque es daltónico y es el tono que mejor distingue. Adiós riqueza ¿Podían prever que aquel logo llegaría a ser tan famoso como el rojo Coca-Cola o los arcos dorados de McDonalds? “Si lo hubiéramos imaginado, probablemente habríamos aceptado cobrar en acciones de Facebook, tal y como nos ofreció Sean Parker. Pero en aquellos días, después de que estallara la primera burbuja de las puntocom entre 2000 y 2001, importaba más el efectivo, sobre todo en una endeble empresa de tres empleados, como la nuestra”, admite.

En efecto, Buzzard y sus dos socios podrían ser ahora multimillonarios. “Quizá si nos hubiéramos sentado a ponderar la situación con más cuidado hubieramos decidido lo contrario, pero no tiene sentido mortificarnos. Y no, nunca imaginamos que veríamos variantes de nuestro logo en cada aspecto de nuestra vida, todos los días de nuestras vidas”. Curiosamente, el otro logo más ubicuo de la década, el de Twitter, se concibió en las mismas oficinas que el de Facebook. Lo desarrolló la entonces becaria Linda Leow, para la agencia Future Farmers. Fuente: El País